La Terrible historia de La Vaca




Para poder generar una mentalidad emprendedora es importante que cambies tú mentalidad por completo, elimines creencias equivocadas sobre las cosas o la vida y desarrolles una capacidad de fortaleza mental tan firme que puedas eliminar todos tus paradigmas. Desde que nacemos y vamos creciendo vamos adoptando una personalidad única que se forja con nuestras vivencias y esto de alguna forma influye en nuestras vidas, ya sea buena o mala. Debes ser capaz de identificar y seleccionar tus propias creencias y saber porque las estas adoptando, es decir, estar consciente de lo que estas creyendo sobre las cosas y tus vivencias.

Existe una historia que te expondré a continuación para que puedas reflexionar y así cambiar la forma de pensar, cuando yo la escuche cambie la manera de ver las cosas en mi vida y yo espero que a ti también te sirva.

La terrible historia de la vaca

Semblanza del cuento de Camilo Cruz: “La vaca”

Esta historia comienza con un maestro y un discípulo, donde el maestro quería enseñarle a su discípulo a prosperar, salir de la mediocridad y poder generar nuevas ideas para prosperar en la vida saliendo de la zona de confort. Para poder realizar esto, el maestro le comenta a su discípulo que deben de ir a observar cómo es que viven las personas atadas a sus creencias actuales de la vida, que no les permite salir de la situación en la que están. Por lo que deciden visitar el pueblo más humilde y buscar la casa más pobre que exista.

Entonces el discípulo acepta ir con su maestro para ver qué es lo que va a aprender, y deciden bajar de la montaña donde vivía el maestro para buscar la casa más humilde del pueblo. Entonces cuando van llegando al pueblo se encuentran con personas muy humildes, entre ellas niños jugando entre la tierra, y personas mayores sentadas con cara triste sin ganas de vivir, sin más ilusiones en sus vidas. Entonces el discípulo se empieza a sorprender de lo que está viendo, y se pone a pensar muchas cosas pasándole muchas ideas por la cabeza.

Entonces después de buscar la casa más humilde de todas, encuentran la casa allá en un rincón del pueblo, por lo que deciden llegar y tocar la puerta:

Aldeano: Si, ¿Qué se les ofrece? ¿En qué les puedo ayudar?

Maestro: Disculpe señor, pero nos gustaría saber cómo es que ustedes le hacen para poder sobrevivir ante todo este tipo de problemas que hay en la aldea, ¿Qué es lo que realizan?

Aldeano: bueno sin tanto desea saber, lo que nosotros hacemos es que tenemos aquella vaca, es la única diferencia que tenemos con los demás aldeanos.

Discípulo: ¿Cuál vaca, aquella que se ve allá?

Aldeano: Si, aquella que esta allá. Se ve un poco desnutrida pero aun así nos da la leche que necesitamos, y con eso nos alimentamos para sobrevivir.

En este momento el discípulo se pregunta a sí mismo y piensa – ¿Quién quiere sobrevivir? Si la vida es tan maravillosa que es para vivirla no para sobrevivir-.



Por lo que el maestro le da las gracias al aldeano por su amabilidad de responder sus dudas. Cuando el aldeano se mete a su casa, el maestro le dice su discípulo que se espere unos momentos y esté atento para que cuando nadie lo vea tome a la vaca y la tire por el precipicio. El discípulo desconcertado se niega hacer grata barbaridad que dice el maestro, este insiste a que tire la vaca por el precipicio. Entonces, el discípulo resignado va, toma la vaca y la tira por el precipicio. El maestro y el discípulo se van del pueblo decidiendo regresar dentro de un año para ver el resultado de la acción que realizaron.

Después de un año, el maestro y el discípulo regresan al pueblo para ver lo que sucedió con la casa tan humilde que habían visitado. Al entrar al pueblo, se llevaron grata sorpresa al ver a los niños limpios y con ropa decente, las personas más felices con ganas de vivir. En otras palabras, el pueblo había cambiado considerable mente, ya no era aquel pueblo tan mediocre y pobre.

El maestro y el discípulo llegan a la casa que habían visitado, tocan la puerta y en eso sale el aldeano:

Maestro: Disculpe, hace aproximadamente un año vinimos a visitar este pueblo y ahorita lo vemos totalmente cambiado, entonces nos preguntamos ¿Qué es lo que sucedió?

Aldeano: Si los recuerdo, me da mucho gusto en volverlos a ver. Mire da la casualidad que la misma noche que nos visitaron ustedes, alguna persona envidiosa, desgraciada nos aventó la vaca por el precipicio y por la mañana amaneció muerta.

Discípulo: Entonces ¿Cómo fue que le hicieron para sobrevivir?

Aldeano: Nosotros nos asustamos y nos preguntamos ¿Ahora que vamos hacer? Lo que paso fue que entre toda la familia comenzamos a generar ideas y entre ellas fue que con el poco dinero que teníamos compraríamos semillas para sembrarlas y así poder alimentarnos de los vegetales. Por lo que comenzamos a sembrar semillas en el patio trasera de la casa, pero como nos sobraban vegetales los empezamos a vender a los demás aldeanos. Gracias a esto, compramos más semillas de diferentes vegetales y nuestro cultivo fue creciendo poco a poco. Y todo gracias a que nos tiraron la vaca por el precipicio.

Esta historia nos trata de demostrar que todos tenemos una vaca, que en algún momento nos van a echar por el precipicio. Esa vaca que menciono en algunos casos es el título de nuestra profesión, porque muchas personas se centran en ello pero no encuentran trabajo y se aferran a que deben trabajar en ello, o sino están trabajando en algo que nos les satisface solo porque sus papas le dijeron que estudiar, o por no defraudar a los demás.

Yo recomiendo que realices un análisis de lo que más te gusta hacer y así te dediques a algo que vaya de acuerdo a tu pasión, porque muchas de las veces tu carrera o profesión no va de acuerdo a tu pasión. Si te das cuenta en las personas exitosas, notaras que les apasiona lo que hacen y muchos de ellos no tienen ni siquiera una carrera terminada, por lo que esto indica que no necesitas de un título profesional para ser exitoso en lo que deseas.

El punto de esta historia es para que empieces a generar ideas y veas oportunidades donde la mayoría ve crisis o problemas. A eso le llamo una mente emprendedora, la que no se queda ahí resignada con lo que le esta pasando, sino que sale a buscar oportunidades y conseguir lo que se merece. Las ideas te van a surgir cuando tires tu vaca por el precipicio.




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