El Águila y La Gallina




He contado esta historia en varias ocasiones e mi vida, porque al momento que la descubrí me di cuenta que muchos de nosotros pasamos por situaciones similares que nos impiden avanzar o desarrollarnos en la vida, incluso nos atan a ser como la mayoría cuando la realidad es que podemos destacar y llegar a ser grandes.

La historia comienza con un huevo que un granjero se había encontrado en su camino de regreso a casa. El granjero tomo el huevo y lo llevo a la granja donde tenía un gallinero, coló el huevo en uno de los nidos de las gallinas para que lo calentaran. Ahí duro el huevo por un tiempo el cual era un poco más grande que los huevos de una gallina.

En ese gallinero habitaban muchas gallinas con sus pollitos, y una de las gallinas era la que estaba empollando al huevo. Un día el huevo comenzó a moverse y se empezó a quebrar, de modo que la cría logro salir del caparazón.

Cuando el aguilucho nació vio como los demás pollitos y las gallinas picoteaban el suelo para comer, por lo que empezó a picotear el suelo como los pollitos y las gallinas. Esta ave comenzó a adoptar las costumbres de las gallinas, puesto que a su alrededor había puras gallinas. Entonces todos los días picoteaba el suelo y comía gusanos, maíz, y todo lo que le echaran en el piso.

Un día, después de algún tiempo ya que el aguilucho creció salió de su lugar por la mañana a comer y picotear el suelo como las demás gallinas, cuando de pronto ve una enorme sombra volar sobre él y que lo cubre completamente. Entonces el aguilucho se sorprende y deja de comer para voltear a ver qué era lo que provocaba la sombra y para su sorpresa vio una enorme ave volar por los cielos.

El aguilucho se empezó a preguntar —¿Qué será esa sombra?— por lo que se acercó a su mamá gallina y le pregunto:

—Oye mama, ¿Qué es esa sombra que se ve allá arriba?

—¡Oh hijo mío! pues ella es la reina de los cielos.

—¡¿En serio mama?! Es sorprendente, pero ¿Qué es?

—Bueno hijo mira, ella es un águila… un águila real… la reina de los cielos, aquella que vuela en las alturas. Es el mejor ave de todas, la que come de la mejor comida y vuela hacia donde ella quiere.

—Mamá y ¿Por qué nosotros no podemos volar como ella?

—No hijo, su plumaje es mucho mejor que el de nosotros, sus alas son más grandes y ella no está gorda como nosotras las gallinas.



Decepcionado el aguilucho por lo que le dijo su mamá gallina siguió observando al águila real. Todos los días al amanecer el águila volaba por encima del gallinero y el aguilucho no dejaba de mirarla, entonces comenzó a compararse con ella porque el sentía ese deseo de volar por los cielos. El aguilucho miro sus alas y las comparo con las del águila, observo que tenían la misma forma y tamaño, siguió comparando su plumaje y observo que también se parecían a las del águila.

Una mañana el aguilucho emocionado por lo que había observado con las comparaciones, decidió volar. Entonces salió corriendo a lo largo del gallinero abriendo sus alas, aleteando y saltando muy rápido, mientras su mamá gallina junto con las demás gallinas lo miraban y se reían de el por creer que podría volar. Decepcionado el aguilucho por fracasar en el primer intento y por lo que le decían las demás gallinas decidió descansar un momento. Después de un buen rato, el aguilucho decidió hacer un nuevo intento preparándose para correr, entonces corrió con todas las fuerzas posibles moviendo sus alas rápidamente y al final dio un enorme salto que lo lanzo a una altura considerable para lograr volar.

Cuando las gallinas se dieron cuenta que el aguilucho comenzó a volar también intentaron hacerlo, pero por la forma de sus alas y el tamaño de su cuerpo no lograron hacerlo.

Esta historia nos enseña dos cosas:

La primera es que cada quien está diseñado para algo, y las águilas están diseñadas para volar y cazar. En cambio las gallinas están diseñadas para poner huevos y empollarlos. Esto significa que cada uno de nosotros es bueno en algo que nos diferencia del resto de las personas, algunos pueden cantar muy bien, otros no pero pueden bailar estupendo.

Por otro lado también nos enseña que no debemos dejarnos llevar por lo que digan los demás, o por sus creencias porque quizá no sean las correctas para ti, además de saber seleccionar tus amistades que te ayuden a salir adelante y no a quedarte estancado como lo quisieron hacer las gallinas. Si el aguilucho le hubiera hecho caso a su mamá gallina este hubiera muerto como una gallina.

De acuerdo al aprendizaje de esta historia debemos ser como las águilas, que buscan su propia comida, les gusta la comida fresca y van por ella. Ellas luchan por su propia comida, por sus propios objetivos y no se quedan esperando que pueden comer del suelo como las gallinas. Las águilas vuelan por las alturas y luchan por las cosas mejores.

Ahora yo te pregunto… ¿en qué lugar te gustaría estar: Águila o gallina?

Semblanza de la historia en el libro de Leonardo Boff titulado “el águila y la gallina: una metáfora de la condición humana”.





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